Al observar al mundo con todas sus contradicciones, sufrimiento y gran desorden nos preguntamos que podemos hacer para cambiarlo. Organizamos manifestaciones en favor de la paz inducidos por la buena voluntad, sin embargo cuando volvemos a nuestras relaciones cotidianas seguimos llevando con nosotros nuestra guerra particular.
Si dentro de nosotros no existe comprensión ni la paz que deseamos para el mundo, el conflicto propio i mundial se eternizarán. Vivimos condicionados por el pasado, somos el fruto del pasado y nos dejamos arrastrar por las tendencias, prejuicios y costumbres con una enorme inercia.
Cuando observamos al mundo al reflexionar nos preguntamos como hemos podido llegar a tales extremos en el cultivo de los valores materiales. Es evidente que estamos siguiendo un camino equivocado, un camino lleno de deseos efímeros que una vez satisfechos siguen dejando un gran vació en nuestro interior.
Es preciso un gran cambio en los valores.
Cuando analizamos las sociedades del mundo y particularmente la propia en general la vemos separada de nosotros. Le atribuimos todo lo que anda mal, la juzgamos y criticamos, pero... ¿ acaso la sociedad no la formamos entre todos al establecer relaciones? Para poder construir una nueva sociedad es preciso asumir la responsabilidad que nos corresponde como partes integrantes del reino humano. Es necesario aprender a vivir plenamente dándole un nuevo sentido a la vida.
El mundo es nuestro reflejo y nosotros somos el mundo.
Si hemos construido un mundo de injusticias y de infelicidad de la misma forma podemos construir un mundo donde reine la armonía y la paz dando lo mejor de nosotros mismos. Hemos levantado tantas barreras sociales, nacionales e individuales, que nos aprisionan, paralizando la expansión de la conciencia.
Es hora de actuar! dejando atrás todo lo que nos ata al pasado y empezar desde ahora a construir los fundamentos de una nueva cultura de la vida. Debe nacer un nuevo orden mundial de este gran desorden organizado. Esto llegará a ser una realidad cuando seamos conscientes de nuestros lazos internos con el resto de la creación.
Es necesario conocerse a si mismo en toda su amplitud y profundidad para reconocernos como lo que somos en esencia. Las separaciones entre individuos y naciones son una ilusión de la mente. La mente divide y separa, pero el alma es atrayente y nos une.
Marta Parramon
Que prenguem conscièmcia..
Quie la intensa llum de l'ànima ens façi calvalcar direcció muntanya amunt per veure.millor les dimensions que s'ens presenten als nostres ulls.
Gràcies.
Una abraçada.
Gracias