(Los audios en lengua Catalana son traducidos progresivamente al idioma Español)

lunes, 12 de febrero de 2018

Muerte y Nacimiento ! (2ª parte)



                                                      

Al igual que la metamorfosis que realiza una mariposa y aplicando la analogía, el alma humana empieza arrastrándose a ras del suelo alimentándose de lo que encuentra en su camino y está más a su alcance. La visión de su entorno es totalmente limitada, hasta que le llega la etapa crucial y misteriosa en que empieza a envolverse en el capullo, (símbolo de la construcción del cuerpo causal ) convirtiéndose en crisálida e iniciando un proceso extraordinario de mutación, para "despertar" convertida en mariposa. En un mundo donde la gravedad de la Tierra, prácticamente ya no la limita. Cuando la mariposa surja de su envoltura y extienda sus alas para elevar su frágil cuerpo, descubrirá un mundo nuevo y maravilloso y la perspectiva infinita.
Su alimento ya no lo extraerá de la solidez de las hojas  sino que a partir de entonces será el néctar de las flores.
Esta etapa de interiorización y aparente reposo dentro del capullo, por analogía es lo mismo que ocurre cuando el alma deja su cuerpo físico y habiendo ascendido  y consumado sus experiencias en el Deva-Chan, espera la entrada en una nueva vida.
Este es simbólicamente el destino superior que nos aguarda cuando dejemos de apegarnos a las cosas materiales que nos brinda la tierra, para convertirnos un día en el Ángel que somos en esencia.
Cada muerte nos acerca un poco más a la liberación, sin embargo no la aceptamos porqué estamos demasiado apegados a las experiencias que nos brinda la encarnación, y aunque creamos que tenemos que volver a reencarnar sigue existiendo una gran inseguridad, un vacío que necesitamos llenar con el conocimiento que nos da la Sabiduría Eterna, aunque solo sea para tener la esperanza de no ser aniquilados al morir y poder así recuperar la consciencia que hemos alcanzado hasta el momento.

Podemos describir algunos de los pasos que da el alma al dejar el cuerpo físico, teniendo en cuenta que el nivel de evolución alcanzado marca la pauta y el proceso que seguirá el alma después de la muerte.
Entre la gran mayoría de seres humanos que pueblan la tierra se destacan tres grupos de almas cuya vibración espiritual difiere ampliamente y que según su enfoque en la vida  y los valores que haya cultivado, determinará el punto de salida del alma por el cuerpo físico, cuando el Ángel que nos viene a buscar corte el hilo de la vida.
Uno de estos grupos el más común, está polarizado en su vida de deseos, lo cual significa que tiene el plexo solar ampliamente abierto.
Otro grupo pertenece  a las personas de buena voluntad, a los aspirantes espirituales y a todos los seres que actúan inducidos por el amor a la humanidad, pero todavía viven pendientes de su personalidad. Este grupo empieza a despertar el centro cardíaco.

El tercer grupo está formado por los intelectuales, los discípulos e iniciados que tienen activo o han despertado el centro coronario.

En el momento en que el Yo superior o Ángel solar decide que debe abandonar sus vehículos, el cuerpo etérico empieza un proceso de replegamiento hasta el chacra por donde saldrá del cuerpo físico. 
Si es un ser humano del primer grupo el punto de salida será por el plexo solar. 
Si pertenece al segundo grupo saldrá por un chacra que está muy cercano al centro cardíaco.
Si pertenece al tercer grupo lo hará por el centro coronario.
Una vez ha empezado el proceso de morir, el cuerpo etérico empieza a retirarse de las extremidades, hasta haberse replegado totalmente del físico, quedando todo su organismo insensible. En este estado ya no posee sensibilidad ni siente el dolor alguno porqué generalmente está
inconsciente, aunque el hilo de la vida todavía no ha sido cortado del físico denso.
Según cual sea el nivel de apego a la vida de aquel ser humano, este proceso de salir del cuerpo puede durar minutos o incluso semanas, pues el elemental del vehículo físico puede resistirse a dejarlo. De ahí la recomendación que da el Maestro a los aspirantes espirituales del olvido de si mismos, para que al llegar el momento de la muerte se hayan desapegado lo suficiente y ayuden al alma a liberarse rápidamente del cuerpo.
Cuando las energías del cuerpo etérico están totalmente recogidas en el punto de salida el Ángel solar emite un mantram, una invocación que atrae al Ángel que viene a buscarnos para acogernos bajo su protección. En los tratados ocultos se les da el nombre de, "Ángeles de la Luz
Resplandeciente". En este instante el Ángel solar corta el Hilo de la Vida que lo unía a aquel cuerpo y el clarividente ve salir al alma en su vehículo etérico. Su aspecto y características son las mismas que las que tenía el cuerpo físico, es idéntico pero mucho más sutil y dilatado, sus facciones menos definidas, pues ahora tan sólo es etéreo y según cual sea el orificio (o chacra) por donde salga el alma, el clarividente sabrá cual es el estado evolutivo alcanzado por aquel ser humano. 
En esta visión del alma saliendo de su morada densa, el clarividente, verá muy cerca del centro cardíaco etérico una luz radiante, es la luz que desprende aquella alma humana, el verdadero ser interno que una vida tras otra sigue apropiándose de unos vehículos para seguir creciendo en radiación, en magnitud y estados de consciencia superiores.
!Los Ángeles de la Luz Resplandeciente! acogerán al alma en su seno, envolviéndola en su manto de Amor y de Luz! tal como se enseña en las escuelas internas en los Ashramas de la Jerarquía. 
Una vez el alma humana ha dejado la vida, se mantendrá en su cuerpo etérico  hasta el momento en que el Ángel solar extraiga la vitalidad del mismo y empiece el proceso de descomposición o, hasta que el cuerpo físico sea incinerado y entonces pueda desprenderse de él más rápidamente, para seguir la trayectoria de eliminación de los cuerpos sutiles. 
Cada átomo de sustancia se disociará de los demás siendo dispersados en los elementos sólidos, líquidos y gaseosos de los cuales estaba formado el cuerpo, para volver a la fuente de reserva de donde serán extraídos nuevamente cuando llegue el momento de volver a encarnar. Espíritu y materia se separan momentáneamente. 
El estado del alma después de haber descartado estos cuerpos será de total inconsciencia, al igual que un profundo sueño, hasta que despierte en el plano astral. Ya no sentirá dolor alguno ni nada físico que la limite.   
La incineración es muy recomendable y necesaria para que el alma se libere cuanto antes, para que pueda entrar en el plano astral y posteriormente en los planos superiores. 
Cuando la incineración sea la norma en todo el planeta, la humanidad se librará de muchas enfermedades que ha heredado a través de los siglos y que han impregnando y siguen contaminando el suelo de la Tierra al enterrar a los muertos.
El fuego es purificador en todos los sentidos, interna y externamente.

En las próximas publicaciones seguiremos 
hablando de todo el proceso de abandono de los cuerpos sutiles hasta llegar al Deva-Chan y finalmente, explicaremos como se produce el nuevo renacimiento.  

Marta Parramon

4 comentarios:

  1. Gracias Marta por la detallada explicación.

    Un fuerte abrazo
  2. Gracias Dani por tu interés en seguir estas publicaciones.

    Un fuerte abrazo.
  3. Muchas Gracias Marta.

    Un fuerte abrazo
  4. Gracias a ti Marcos por dar constancia de tu presencia e interés.

    Un fuerte abrazo.

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